
978-607-490-259-4
Como la punta de un iceberg, la cara diurna de la vida es la manifestación visible de un fenómeno que se extiende más allá de la observación consciente y mesurable de la realidad. Muy de vez en cuando, los caminos de la cotidianidad dan un giro inesperado que permite asomarse a esas regiones por siempre ocultas, aunque no por eso menos verdaderas: la aparición de una bestia marina de edad imposible, conductas atávicas que recuerdan los ritos románticos de los insectos, apariciones de signos y señales en el cielo y en los sueños. Pero los protagonistas de estas historias apenas intuyen los grandes abismos de la naturaleza que sus visiones y encuentros insinúan, pues están muy preocupados por continuar interpretando los papeles que se les han asignado en la tragicomedia de este planeta.